jueves, 24 de julio de 2014

LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS

Eran las horas del tiempo más remoto
en donde el tiempo era  siempre el mismo.
Las casas no existían, como tampoco la comida ni el dinero,
ni los vestidos, éramos todos parte homogénea del Gran Universo
y la Felicidad, la Paz  y el Amor eran nuestros atributos generales.
En medio de nuestra Meditación apareció un tumulto de polvo,
originado por los cascos de los caballos que montaban 4 hombres perversos:
Locura, Odio, Mentira e Ira.
El gran Ulises se levantó de su abstracción
y fue a preguntarles  que les traía por tan lejana Tierra.
Le degollaron, se bebieron sus sangres
y sus carnes se las dieron a sus Caballos:
Opio, Heroína, Morfina y Derivados. Cocaína…
Apolo se levantó ipsofacto
y fue en ayuda de su Hermano
y llevó igual palo
y sus restos se esparcieron  por el suelo terrestre.
Los demás permanecimos impasibles
y entonces fue cuando sacaron los sables
y mataron a nuestros niños y mujeres,
después de ser vejados.
Los más viejos meditaron y los ancianos prepararon sus cosas
para huir pero fueron alcanzados y matados
y sus partes más íntimas las colgaron del Gran Árbol de la Vida.
En esos momentos se dieron cuenta de que dicho árbol
daba todos los frutos y fue así como disfrutaron de la cacería,
comiendo y bebiendo Ambrosías y licores.
De esta manera se quedaron dormidos,
y nosotros, los más viejos,
les transportamos a su lugar de Origen.
Pero volvieron y esta vez no encontraron
más que el Árbol de la  Vida seco de ambrosías y licores.
Hicieron noche allí mismo. Montaron guardia haciendo relevos
y entre relevo y relevo les metimos miedo.
Clamaron a los Dioses,
estos se enfadaron y tormentas legaron.

Salinas, Asturias, primavera de 1996



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