jueves, 24 de julio de 2014

CONTRA LA GUERRA

Ya se oye el son de los tambores,
ya se siente el inminente desenlace,
ya nuevas muertes se avecinan,
ya el mundo se tornará en ceniza,
ya el amanecer será pasto
de las bombas bacteriológicas,
ya los días serán nubes tóxicas,
ya los hombres moriremos en masa,
ya la tierra contaminada
no servirá para albergar nuevas vidas,
ya no sabremos del AMOR DE LA NATURALEZA.


Salamanca, primavera de 1998

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