Vagan espíritus errantes por
la Tierra,
almas inciertas que necesitan
purificarse,
limpiarse de residuos tóxicos,
de ideas negativas y
paranoideas,
de conjeturas y elucubraciones
mal encaminadas,
de deseos y frustraciones,
de desequilibrios y
descontroles,
de vicios y perversiones,
de un sin fin de desamores, furias
e iras convulsivas.
Espíritus errantes vagan por
la tierra de nadie,
haciendo lo que les place, ora
ésto, mañana lo otro,
quién sabe qué se les ocurrirá
el día que se avecina,
ora un pensamiento, mañana una
acción,
quién sabe qué les ocurrirá el
día que se avecina,
ora una muerte, mañana una
reencarnación,
quién sabe qué se avecina para
el Día de los Días,
ora una hecatombe, mañana nueva
vida,
y así hasta que terminen de
purificarse
las almas espirituales que
vagan errantes por las Tierras.
Salinas, Asturias, invierno de
1994
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